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Declarar de Interés Municipal la Encíclica “Laudato Si” y la Exhortación “Evangelii Gaudium” obras del Sumo Pontífice Francisco I.


VISTO:
 La encíclica “Laudato Si”[1] y la Exhortación “Evengelii Gaudium”[2] escritas por el sumo pontífice Francisco I, quien hizo entrega de las mismas al Presidente Argentino Mauricio Macri cuando fue a visitarlo a fin que tenga presente sus postulados a la hora de tomar decisiones políticas.

CONSIDERANDO:
  Que en la Encíclica “Laudato Si” se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior.[3] Y se reconoce que “el cambio es algo deseable, pero se vuelve preocupante cuando se convierte en deterioro del mundo y de la calidad de vida de gran parte de la humanidad”.
   Que a su vez realiza una enérgica critica al deterioro de la calidad de vida humana y a la degradación social señalando que “en algunos lugares, rurales y urbanos, la privatización de los espacios ha hecho que el acceso de los ciudadanos a zonas de particular belleza se vuelva difícil. En otros, se crean urbanizaciones « ecológicas » sólo al servicio de unos pocos, donde se procura evitar que otros entren a molestar una tranquilidad artificial. Suele encontrarse una ciudad bella y llena de espacios verdes bien cuidados en algunas áreas « seguras », pero no tanto en zonas menos visibles, donde viven los descartables de
la sociedad.
[4]
    Que también se consagra la necesidad de cuidar el trabajo[5] entendiendo que el mismo dignifica al hombre, sea este manual o administrativo, y es la herramienta con la que cuenta el ser humano para transformar positivamente la realidad. “Por eso, en la actual realidad social mundial, más allá de los intereses limitados de las empresas y de una cuestionable racionalidad económica, es necesario que «se siga buscando como prioridad el objetivo del acceso al trabajo por parte de todos»”.[6]
La disminución de los puestos de trabajo «tiene también un impacto negativo en el plano económico por el progresivo desgaste del “capital social”, es decir, del conjunto de relaciones de confianza, fiabilidad, y respeto de las normas, que son indispensables en toda convivencia civil». En definitiva, «los costes humanos son siempre también costes económicos y las disfunciones económicas comportan igualmente costes humanos». Dejar de invertir en las personas para obtener un mayor rédito inmediato es muy mal negocio para la sociedad”.[7]
 “Una libertad económica sólo declamada, pero donde las condiciones reales impiden que muchos puedan acceder realmente a ella, y donde se deteriora el acceso al trabajo, se convierte en un discurso contradictorio que deshonra a la política”.[8]
    Que en cuanto a la Exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” representa una crítica al consumismo, al materialismo, a la injusticia y a la desigualdad imperante bajo el gobierno del mercado.[9] Francisco con mucha claridad señala que “la deuda y sus intereses alejan a los países de las posibilidades viables de su economía y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A todo ello se añade una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales”.[10] Dejándonos como enseñanza que debemos combatir la inequidad generadora de violencia[11], que es la “raíz de los males sociales”.[12]
    Que en el Parágrafo 204 de la Exhortación Evangelii Gaudium reza que ya no podemos seguir confiando en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado. Se debe buscar el crecimiento en equidad, procurando una mejor distribución del ingreso, una creación de fuentes de trabajo y una promoción integral de los pobres que supere el mero asistencialismo. Se debe evitar que la economía recurra “a remedios que son un nuevo veneno” como cuando se pretende aumentar la rentabilidad reduciendo el mercado laboral y creando así nuevos excluidos.
   Que es importante resaltar las palabras que Francisco le dedica al bien común y a la paz social, sobre todo teniendo en cuenta el polémico Protocolo de Actuaciones en Manifestaciones Públicas, conocido como “Protocolo Antipiquete”, que imitando el proyecto homónimo promulgado por el Ministerio de Seguridad de la Nación busca legalizar en nuestra ciudad la represión a las protestas sociales.La paz social no puede entenderse como un irenismo o como una mera ausencia de violencia lograda por la imposición de un sector sobre los otros. También sería una falsa paz aquella que sirva como excusa para justificar una organización social que silencie o tranquilice a los más pobres, de manera que aquellos que gozan de los mayores beneficios puedan sostener su estilo de vida sin sobresaltos mientras los demás sobreviven como pueden. Las reivindicaciones sociales, que tienen que ver con la distribución del ingreso, la inclusión social de los pobres y los derechos humanos, no pueden ser sofocadas con el pretexto de construir un consenso de escritorio o una efímera paz para una minoría feliz. La dignidad de la persona humana y el bien común están por encima de la tranquilidad de algunos que no quieren renunciar a sus privilegios. Cuando estos valores se ven afectados, es necesaria una voz profética.[13]
   Que entendemos las siguientes palabras del Papa Francisco como una herramienta de transformación fundamental para lograr los cambios necesarios en el mundo. ”¡Pido a Dios que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo! La política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común. Tenemos que convencernos de que la caridad «no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo, sino también de las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas». ¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres! Es imperioso que los gobernantes y los poderes financieros levanten la mirada y amplíen sus perspectivas, que procuren que haya trabajo digno, educación y cuidado de la salud para todos los ciudadanos (…)”[14]
   Que sería factible  la declaración de interés municipal de la encíclica Laudato Si y la Exhortacion Evangelii Gaudium será útil para que quienes tienen responsabilidades ejecutivas en nuestro municipio como así también todos los ciudadanos se interesen en leer y meditar sobre las sabias palabras del sumo pontífice.



Por todo lo expuesto, el Bloque de Concejales del Frente para la Victoria propone el siguiente:

PROYECTO DE DECRETO
ARTICULO 1: Declárase de Interés Municipal  la Encíclica “Laudato Si” y la Exhortación “Evangelii Gaudium” obras del Sumo Pontífice Francisco I.-

ARTÍCULO 2: De forma.-







[1] http://w2.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si.html
[2] http://w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20131124_evangelii-gaudium.html
[3] Francisco PP. Laudato Si par.10.
[4] Francisco PP. Laudato Si par. 45.
[5] Francisco PP. Laudato Si Par. 125.
[6] Francisco PP. Laudato Si Par. 127.
[7] Francisco PP. Laudato Si Par.128.
[8] Francisco PP. Laudato Si Par.129
[9] Francisco PP. Exhortación Evangelii Gaudium Par.54.”En este contexto, algunos todavía defienden las teorías del «derrame», que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto, los excluidos siguen esperando. Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe. La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera”.
[10] Francisco PP. Exhortación Evangelii Gaudium Par.56.
[11] Francisco PP. Exhortación Evangelii Gaudium Par.59.
[12] Francisco PP. Exhortación Evangelii Gaudium Par.202.
[13] Francisco PP. Exhortación Evangelii Gaudium Par.218.
[14] Francisco PP. Exhortación Evangelii Gaudium Par. 205.

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